En los años de la
Guerra de la Independencia “la guerrilla”
constituyó un modo de vida que llego a ser muy general en el medio rural
aragonés, realizando misiones muy variadas y creando un clima de terror entre
las tropas invasoras y siendo una forma de resistencia muy efectiva.
Las batallas de
María y Belchite (15 y 18 de Junio de 1809) habían supuesto la desbandada del ejército regular. Sin plazas fuertes, sin soldados y sin dinero,
la Junta de Aragón había optado por potenciar las guerrillas y la resistencia
armada de los pueblos.
La Junta entrega
una lista comprendiendo diferentes pueblos donde se hallaban un considerable
número de dispersos y fusiles. Se señalaban especialmente Moyuela, Azuara,
Aguilón, El Villar de los Navarros, Herrera, Plenas, Blesa, Huesa, Letux,
Lagata, Samper del Salz, y Moneva. Se cifraban en unos 400 dispersos y más de
700 fusiles. La Junta comisionaría a Ramón y Clemente Serrano procedentes de
Azuara, para recogerlos. La Junta les habría encargado que remitieran los
dispersos a Teruel, donde se estaba organizando el nuevo Regimiento de
Infantería del Infante D. Carlos, y que pusiera los fusiles a disposición del
brigadier Villacampa.
D. Tomás Campillos era uno de los
más valientes hijos de la villa de Cariñena, y su guerrilla una de las más
renombradas de Aragón. Campillos y su partida están en Monforte, el 9 de Mayo
de 1811, y cerca de Bádenas batió a 250 franceses. En los días siguientes
sostuvo Campillos varios combates en Aguilón y Tosos, tanto más notables cuanto
que sus fuerzas eran escasas y los franceses reunieron para combatirle los destacamentos
de Morella, Alcañiz, Daroca y Cariñena, á pesar de lo cual les hizo 50 muertos
y les causó gran número de heridos, no teniendo él que lamentar más pérdida que
tres muertos y tres heridos y el extravío de 10 de sus guerrilleros que cayeron
en poder del francés.
Parte que envió el capitán D.
Tomás Campillos al capitán general de Aragón el 29 de Noviembre de 1811 con
otro hecho relacionado con Aguilón:
«Mi
general: Continuando los encargos de mi comisión, acabo de ver morir con un
valor indecible al oficial D. Pedro Ordovas, prisionero, al comandante de mi
caballería D. Benito Falcón, y perdido algunos hombres entre Monforte y Plenas
el día 23, en que fui atacado por 600 infantes y 100 caballos, bien dirigidos
por guías del país, que se me informa fueron de Plenas y que supieron
conducirlos separándolos de mis centinelas y avanzadas, de suerte que, á pesar
de la oscuridad de la noche, me cercaron por todas partes, excepto por un
flanco, del que me valí para poder salvar esta partida, a pesar de la
vigilancia de los enemigos y de las combinaciones tan concertadas, como
manifiesta la carta interceptada que incluyo a V. E.
Yo
tuve poco lugar para prevenirme, pues el día 22, en que saqué las décimas de
Aguilón y Tosos, nada sabía de enemigos; pero no obstante, he podido salvar
estos enseres, ya escoltándolos con una porción de gente, ya con toda la
fuerza, dejando al cuidado del teniente D. Mariano Díaz contener al enemigo,
que, aunque superior en fuerzas, fue en parte derrotado por este benemérito
oficial.
Sería
molesto si refiriese á V. E. el pormenor de las marchas encontradas y difíciles
que he tenido precisión de hacer para librarme de caer en poder de dos diversas
columnas de enemigos, que tenían concertado el doble objeto de cogerme con los
artículos de mi comisión y exigir todas las contribuciones de los partidos de
Alcañiz y Daroca, y el enorme pedido de 4.000 cahices de trigo ó harina,
comisión que cumplen en parte, dejando en el país por donde pasan la desnudez, el
hambre y la ruina.
Campo
del honor 29 de Noviembre de 1811.»
En los años de la
Guerra de la Independencia “la guerrilla”
constituyó un modo de vida que llego a ser muy general en el medio rural
aragonés, realizando misiones muy variadas y creando un clima de terror entre
las tropas invasoras y siendo una forma de resistencia muy efectiva.
Las batallas de
María y Belchite (15 y 18 de Junio de 1809) habían supuesto la desbandada del ejército regular. Sin plazas fuertes, sin soldados y sin dinero,
la Junta de Aragón había optado por potenciar las guerrillas y la resistencia
armada de los pueblos.
La Junta entrega
una lista comprendiendo diferentes pueblos donde se hallaban un considerable
número de dispersos y fusiles. Se señalaban especialmente Moyuela, Azuara,
Aguilón, El Villar de los Navarros, Herrera, Plenas, Blesa, Huesa, Letux,
Lagata, Samper del Salz, y Moneva. Se cifraban en unos 400 dispersos y más de
700 fusiles. La Junta comisionaría a Ramón y Clemente Serrano procedentes de
Azuara, para recogerlos. La Junta les habría encargado que remitieran los
dispersos a Teruel, donde se estaba organizando el nuevo Regimiento de
Infantería del Infante D. Carlos, y que pusiera los fusiles a disposición del
brigadier Villacampa.
D. Tomás Campillos era uno de los
más valientes hijos de la villa de Cariñena, y su guerrilla una de las más
renombradas de Aragón. Campillos y su partida están en Monforte, el 9 de Mayo
de 1811, y cerca de Bádenas batió a 250 franceses. En los días siguientes
sostuvo Campillos varios combates en Aguilón y Tosos, tanto más notables cuanto
que sus fuerzas eran escasas y los franceses reunieron para combatirle los destacamentos
de Morella, Alcañiz, Daroca y Cariñena, á pesar de lo cual les hizo 50 muertos
y les causó gran número de heridos, no teniendo él que lamentar más pérdida que
tres muertos y tres heridos y el extravío de 10 de sus guerrilleros que cayeron
en poder del francés.
Parte que envió el capitán D.
Tomás Campillos al capitán general de Aragón el 29 de Noviembre de 1811 con
otro hecho relacionado con Aguilón:
«Mi
general: Continuando los encargos de mi comisión, acabo de ver morir con un
valor indecible al oficial D. Pedro Ordovas, prisionero, al comandante de mi
caballería D. Benito Falcón, y perdido algunos hombres entre Monforte y Plenas
el día 23, en que fui atacado por 600 infantes y 100 caballos, bien dirigidos
por guías del país, que se me informa fueron de Plenas y que supieron
conducirlos separándolos de mis centinelas y avanzadas, de suerte que, á pesar
de la oscuridad de la noche, me cercaron por todas partes, excepto por un
flanco, del que me valí para poder salvar esta partida, a pesar de la
vigilancia de los enemigos y de las combinaciones tan concertadas, como
manifiesta la carta interceptada que incluyo a V. E.
Yo
tuve poco lugar para prevenirme, pues el día 22, en que saqué las décimas de
Aguilón y Tosos, nada sabía de enemigos; pero no obstante, he podido salvar
estos enseres, ya escoltándolos con una porción de gente, ya con toda la
fuerza, dejando al cuidado del teniente D. Mariano Díaz contener al enemigo,
que, aunque superior en fuerzas, fue en parte derrotado por este benemérito
oficial.
Sería
molesto si refiriese á V. E. el pormenor de las marchas encontradas y difíciles
que he tenido precisión de hacer para librarme de caer en poder de dos diversas
columnas de enemigos, que tenían concertado el doble objeto de cogerme con los
artículos de mi comisión y exigir todas las contribuciones de los partidos de
Alcañiz y Daroca, y el enorme pedido de 4.000 cahices de trigo ó harina,
comisión que cumplen en parte, dejando en el país por donde pasan la desnudez, el
hambre y la ruina.
Campo
del honor 29 de Noviembre de 1811.»
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